El país constituido

El Espectador

Los colombianos no pueden dudar de la seriedad del “revolcón” al que han sido sometidas sus instituciones. Tampoco, de que a partir del 4 de julio todo será distinto… ¿a lo que esperaban acaso? Antes de pasar a la segunda vuelta, y todavía mareado. “El país constituido” accedió a revelar detalles de la operación que le fue practicada en estos últimos cinco meses.

¿Cómo se siente?

Mareado. Bastante mareado.

¡Semejante operación!

Y la cantidad de criterios. Que corte por aquí, no, que le arregle allí, que por este lado, que anule aquello. Que esta rama. Qué cantidad de doctos, brujos, saraviados, liberados, lentejos, socos, populistas, revisionistas y ecologistas. Y métale Muelas1. ¡Nunca me imaginé las fuerzas que tenía adentro el país de los noventa! Y todos queriendo dejar de lo suyo en lo mío. Ahora, la verdad, no sé si pueda digerirlo. Quinientos artículos… ¡ni el Quijote!

Pero, ¿se siente fortalecido o debilitado?

Es muy temprano para un diagnóstico postoperatorio. Tengo el síndrome del rechazo, pero es normal. Sé que me pasará… si no me invade otro virus. Y depende del desarrollo…

Del desarrollo económico… ¿Por fin se sentaron las bases?

No me haga reír, que me duelen las heridas. Del desarrollo legislativo. (Mira hacia el techo. En voz baja y suspira). Cuando los contribuyentes descubran lo que les costarán los órganos que me implantaron, se arrepentirán de haber invocado el poder constituyente.

¿Serán los tres mil billones de pesos de que hablan los industriales?

Me siento mareado de nuevo.

Debe ser el virus. A propósito: fue grave. ¿Se supo qué fue?

Lo de siempre: se originó en una simple comisionitis, la de retoque final. Imagínate: un país con Nobel no podía dejar deques en su Magna. Un descuido y zas, ¡se filtró! Pero -aquí entre nos- fue salvador porque (susurra) ¡me iban a castrar!

1 Doble sentido. Lorenzo Muelas fue un Constituyente indígena.

¡No puede ser! ¿quién, E.T.?

Entre otros. En cambio rechazaron el aborto legal.

¡Qué horror! ¿Sigue la doble moral?

No del todo. También aprobaron el divorcio. Eso sí, lo voy a estrenar con el Vaticano. Ese matrimonio me estaba asfixiando.

Un resumen rápido: ¿se siente mejor o peor?

No sé. La cabeza me da vueltas todavía. Estoy confundido. Nos sembraron otra, más pequeña pero sólo nacerá en el 94. Y se necesitarán dos vueltas para ponerlas en su sitio.

¿Salió fortalecido el poder presidencial?

Salió debilitado in extenso. No sé cómo va a hacer el César. Todo el músculo se lo pusieron al Congreso. El trono presidencial se acabó. Fuera legislación de Estado de sitio. Ahora, a pedirle permiso a los parlamentarios hasta para nombrar porteros. De los ministros ni hablar, serán unos pobres bandejos para zarandear en el Elíptico.

¿No había acuerdo entre politólogos sobre la necesidad de un poder presidencial fuerte como el nuestro, para mantener el curso de la nave firme y con proyección?
Lo había. Un país sujeto a los vaivenes de la coyuntura política es un país que no va más. Candidato firme a recibir el título ad infinitum de país no viable.

¿Cómo fue posible?

El pavor. Auuuuu para el 94.

¿Cómo? ¿Legislaron con nombre propio?

Y apellidos.

Pero si el Eme estuvo más a la derecha que Lemos, Zalamea y Gómez juntos; más populistas que Serpa; más oportunistas que Plazas y más militaristas que Landazábal. ¿Quién le teme a Navarro Wolff?
Hay que entender a los constituyentes. Yo creo que pensaron así: “Si el pueblo nos eligió a nosotros… ¿por qué no podría elegir a Navarro?”. Y minusvalidaron al poder Ejecutivo para no correr riesgos. Si llega, llega cojo.

Carlos Lleras Restrepo debe tener sopor. Pensará que De la Fuente… ¿Y el Congreso entonces?
Magnífico. Aunque se perdió mucho tiempo buscando un acuerdo, se llegó al punto ideal: se cierra pero se garantiza la reelección de los actuales parlamentarios.

No entendí. ¿No se les restringieron sus abusos y se tomaron medidas para impedir que paseen por el mundo y se repartan el 0,0000000000000007 por ciento del presupuesto nacional?
Correcto. Se reconoció de manera franca y honesta que el personal con aspiraciones políticas es demoníaco por naturaleza y que su única motivación para representar al

pueblo está llena de bajos y oscuros propósitos. Y se legisló para impedirles ejercer su maldad. Bonito reto.

Interesante filosofía. ¿Y ganó la democracia participativa?

Fantástico. Se creó la lista nacional para el Senado. Así podremos desentendernos de la representación de las regiones con escasa población. Casanare, Amazonas, Putumayo, Vichada…

Total, nadie las conoce. Dicen que hay más mosquitos que gente.

Eso piensan los constituyentes. Aunque el romanticismo ecológico se impuso en todo el articulado. La ecología sigue de moda en Nueva York y Misael, día de por medio hasta el día de su renuncia, recibía faxes: “Papi, no olvides que en el Golfo arden los pozos: necesitamos el Amazonas para la humanidad ¡Ánimo! Andy”. A los socios les encanta la ecología. Cuando piensan en ella, ponen una película de la National Geographic o hablan de pingüinos.

Entonces, ¿los problemas agrarios?

El agro dejó de existir.

¡Quién lo creyera! Tantos años de lucha, tantas leyes, tantas invasiones, tantas autodefensas, masacres, guerrillas… ¡Todo fue innecesario! De verdad hemos cambiado. Y de la reforma del 36, ¿quedó algo?
Los humos. Desde la silla de aquel gentilhombre -Horacio- se vieron salir sus últimos efluvios. Fue cuando la propiedad privada iba perdiendo su función social. Se levantó y gritó entre sus bigotes: “¡Basta ya! Por Uribe Uribe… ¡ni un paso más atrás!”. Los otros constituyentes desde abajo lo miraron con compasión y accedieron. Total, también tiene aspiraciones…

Bueno, conservamos algo. Explíqueme la nueva economía. ¿Se sentaron las bases para el desarrollo? ¿Se podrá trabajar y crear riqueza sin complejos y con el apoyo del Estado? ¿Ahora sí?

Primero hay que hacer justicia. Sin justicia no hay ley; sin ley no hay orden. Sin orden no hay desarrollo. Y sin desarrollo no hay ricos. Y sin ricos no hay sino pobres. Eso es lo fundamental.

¿Se sentaron las bases para hacer justicia? ¿Habrá justicia?

¿Habrá futuro? ¡Es lo que debía preguntarse!

El país siempre ha soñado con una justicia operativa…

Que siga soñando. Ahora será acusatoria.

¿Qué quiere decir?

Es sencillo. Habrá un fiscal. Fiscales son los que hacen de malos en todas las películas gringas desde Perry Mason. Son los que inventan pruebas para encanar a los buenos y a los malos. Los que pagan a los testigos. Los que esconden y les cambian las identidades si acusan. Los que consiguen las pruebas a como dé lugar. Mejor dicho, son los encargados de garantizar que las cárceles no permanezcan

vacías… aunque se llenen de inocentes. Pero tendremos una Corte Constitucional sólo dedicada a velar porque los quinientos artículos algún día los entienda correctamente el Parlamento.

No más. Hábleme de la economía. ¿Se salvó el capitalismo salvaje?

Por supuesto. Nadie se dio cuenta, pero salió avante. Lemos está muerto de la risa. Transó libre competencia por un sartal de derechos económicos y humanos. Es curioso, amplían los derechos de papel, pero todos los rechazaron cuando Amnistía Internacional dijo que no se cumplían en Colombia. En fin: nada de emitir papel moneda para cubrir gastos en exceso del Ejecutivo, lo que siempre se tiraba la tasa de inflación. El Banco Central será la autoridad económica, independiente del poder Ejecutivo (eso creen). Habrá moneda sana. Era lo mínimo; si no se legaliza la posibilidad de crear riqueza, ¡no sólo no hay desarrollo sino que ni siquiera hay fondos para costear el desarrollo de la reforma!

Entonces, ¿tendremos un Estado eficiente al fin?

Me siento mareado de nuevo.

Será porque estuvo anestesiado.

Narcotizado, para ser preciso. Hay que usar el lenguaje castellano en su acepción pluricultural y multiétnica.

Dios mío… ¿Ahora es así?

Por todos los santos. No quería decirlo, pero usted me obliga: esta reconstitución está pagando el precio del consenso y del desmoronamiento ideológico.

¿Qué hacer entonces?

Hay puertas abiertas. Puede sumarse al millón de colombianos en el exterior, sin riesgo alguno: se estableció la doble nacionalidad. Puede volver cuando todo vuelva a ser como antes.

¿Cuándo?

Nunca. Ya nada será igual. Ahora soy otro. Aún no sé si pueda andar cuando me levante de la cama el próximo jueves, o si me iré de bruces como en 1863 (¡el pobre Melo!). Ahora déjeme, necesito reposar para la segunda vuelta. No va y sea que de nuevo intenten castrarme. Además tengo mareo ideológico, potpourrí burocrático, apendicitis presidencialista, congresisteroclerosis… y aún me falta la cuarta elección del bienio. ¡Pobres ricos!

Suaves notas del viejo Himno Nacional acompañan la caída del telón.

Ramón Jimeno

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