Por qué no votar por Uribe
Dos meses antes de la primera vuelta para elegir el presidente de Colombia, Lecturas Dominicales pidió a un colaborador de la campaña de Uribe escribir por qué no se debería votar por Serpa, y a un simpatizante de la campaña de Serpa, Ramón Jimeno, escribir por qué no se debería votar por Uribe.
Le haría un gran daño al desarrollo de la democracia del país el gobierno de extrema derecha de Álvaro Uribe, porque militarizaría a la sociedad, prolongaría el actual modelo económico, desinstitucionalizaría el Estado y sería elegido con apoyo paramilitar. Lo peor que le puede ocurrir a Colombia es que las minorías armadas lleguen al poder, camuflados en la democracia. Este solo hecho garantizaría el aislamiento de Colombia.
Hoy la democracia nativa es más fuerte. A pesar de sus defectos, hay más participación, controles, descentralización y poder ciudadano, procesos que se frenarían al elegir a la extrema derecha. Reducir el Congreso es restringir la participación a una pequeña elite que decidiría por todos. Cerrar altas cortes es torpedear la administración de justicia que requiere todo el impulso para hacerla eficaz.
Votar por Álvaro Uribe es continuar con el Neoliberalismo que empobreció a millones de ciudadanos, aumentó la concentración de la riqueza, llevó el desempleo al 20 por ciento y potenció el conflicto armado. Los nuevos impuestos de Álvaro para la guerra total acabarían de espantar la inversión y de quebrar a empresarios y clase media. Con Álvaro, la inversión social pasaría a financiar la guerra: el millón de ciudadanos que incorporaría al conflicto a través de una nueva y gigantesca Convivir, mientras los particulares prestarían más servicios, pero sólo a quienes puedan pagarlos.
Votar por Álvaro Uribe es oficializar la ideología paramilitar en el Estado. Ya ocurrió en la época de Laureano Gómez, cuando la extrema derecha financió, organizó y armó desde el gobierno bandas paramilitares que asesinaron a 150 mil campesinos. Como no fue suficiente, llegaron a una solución política negociada: el Frente Nacional. A Álvaro Uribe lo respaldan los grupos paramilitares y sus ideólogos civiles están dentro de su campaña, listos a gobernar.
Votar por Álvaro Uribe es apoyar a las elites que reaccionan contra la profundización de la democracia para convivir civilizadamente; es impulsar a las minorías armadas que viven de la guerra y estimuladas por el narcotráfico se resisten a asumir un proyecto común de Nación; Álvaro es la expresión de la rabia contra la arrogancia guerrillera. Colombia no necesita un gobierno de mano dura que restrinja la democracia y nos deje el corazón sangrante. Necesita un liderazgo sereno y democrático que cree las condiciones para generar riqueza, que sea capaz de usar la fuerza militar sin destruir el país y que actúe en lo social.