Noche de Lobos, reseña Revista Semana
Ramón Jimeno, quien había dejado con los crespos hechos a los lectores desde noviembre cuando anunció la salida de su libro «Noche de lobos»–que finalmente acaba de aparecer–, no quiere ni permite que los dramáticos hechos de noviembre del 85 queden en el olvido. De su trabajo surgen una serie de interminables interrogantes. Reconstruye minuto a minuto el contexto de la toma del Palacio de Justicia y va analizando con rigurosa disciplina y una extensa documentación la conducta del Presidente de la República, la de sus ministros, la de los guerrilleros y la de los militares. Transcribe con incisivas punzadas, los diálogos de los comandantes que dirigieron la operación la actitud del primer mandatario, los angustiosos llamados del presidente de la Corte, así como las medidas que se fueron tomando con absurda arbitrariedad. Y por primera vez, presenta la forma como sucedieron las decisiones en el Palacio de Nariño, entre Betancur, sus ministros y los militares, en el capítulo que despeja el mayor interrogante que circuló en la opinión: los militares no le habrían impuesto la decisión de proceder militarmente, sino que la decisión de no dialogar y no suspender el operativo la tomó «libremente», el propio presidente Betancur.
«Noche de lobos» es un trabajo consciente, que Jimeno justifica diciendo que es necesario superar la amnesia crónica que caracteriza a los países latinoamericanos, que viven con angustiosa impaciencia los hechos mientras suceden, para después dejarlos en un letargo de somnolencia del que después nadie los puede sacar. Ya existían seis o siete libros más sobre el Palacio de Justicia, que poco o nada aclaran los preocupantes hechos, aunque una excepción puede ser la investigación de Manuel Vicente Peña («Las 2 tomas») que aportó valiosos documentos, pero que también se quedó con algunos puntos a la deriva, dejando al lector con el aspaviento de un impredecible final.
Otro del que se esperaba mucho fue «Noches de humo» de Olga Behar, pero deja a los lectores como flotando en el aire. Plantea algunos interrogantes, pero la estructura general del libro es tan simple, que cuando se llega a la última página, el lector no sabe si la periodista propone algo en concreto, como por ejemplo un debate en donde el tema de la toma del Palacio de Justicia se lleve hasta sus últimas consecuencias, o simplemente es la dramatización de ese hecho que aún no ha logrado cicatrizar la historia, así el tiempo le eche capas de olvido. El error de Olga Behar fue haber novelado la toma, pues no parece que un hecho de esa magnitud dé para colocar actores y actrices de primer orden que se disputan los lugares de importancia en el estrellato, como es el caso del » Rambo criollo», que arrancó vitores a los lectores ávidos de acciones audaces.
El enfoque de Jimeno parte de una investigación documental, con metodología académica, para hacer una crónica periodística objetiva, con escasos juicios de valor. A lo largo del texto se espera constantemente la opinión, la conclusión o la interpretación del periodista, pero ésta no aparece. Son los hechos, argumenta, para que cada cual pueda hacer su propia evaluación y sacar sus conclusiones. El análisis lo deja para un controversial epílogo, en el que deja fluir su interpretación del proceso de paz de Belisario Betancur y critica la forma en que el M-19 asumió el pacto con el gobierno, que según su criterio lo llevó a la catástrofe del Palacio, para finalmente plantear el interrogante que justifica el libro: ¿Qué pasa en un país donde se puede asesinar a la justicia? La respuesta de Jiméno es aguda. Afirma, que a partir del Palacio de Justicia se desencadenó en Colombia la guerra sucia, y surgieron los grupos paramilitares. «Cuando en un país se puede asesinar a la justicia, se puede asesinar a cualquiera. A todo el mundo. Las instituciones al enfrentarse al reto que les planteó la guerrilla dieron una respuesta que las devaluó. Perdieron autoridad y permitieron que la cohesión nacional sufriera un grave golpe… Cuando el Estado es el primero en romper las reglas de juego frente a los asociados que las respetan y que están encargados de hacerlas respetar, el principio de estado, empieza a desvanecerse». Agrega que el Estado dio esa señal y la guerra sucia empezó a galopar por el país: el Estado mostró «que ante la amenaza subversiva es mejor autodefenderse que acudir a la Fuerza Pública para que defienda al ciudadano».
Sin duda, «Noche de lobos» es el documento más completo e inquietante que se ha escrito sobre el Palacio de Justicia, con el cual se puede sustentar el debate que plantea tanto el autor como el prologuista –Juan Manuel López Caballero–, quien a su turno hace un juicio radical contra Belisario Betancur, que a pesar de contrastar con el método del libro aporta a la polémica.